"Los hombres no tienen ningún secreto. Hay que creer que tienen uno, pero, en el fondo, una vida no oculta nada. A fin de cuentas todo se ve, es decepcionante. Todo el problema consiste en creerse que queda un misterio."

sábado, 25 de enero de 2014

La debilidad de Paco Alcácer

Uno, a veces, se pregunta, por qué los profesionales, que ganan millones de euros por temporada, son tan obtusos. Presuntos profesionales, pienso, no saben reconocer el talento enmascarado ni aunque se lo indiquen con flechas luminosas. La mayor debilidad de Paco Alcácer, delantero pura raza del Valencia, y canterano, es que los demás, supuestos profesionales, no saben apreciar ni valorar, su inmenso talento. Como esto es algo que no depende de él, lo tiene jodido. Alcácer es un jugador especial, nacido para golear, para aprovecharse de las defensas rivales; capaz de rentabilizar cualquier fallo individual del futbolista adversario, porque continuamente busca que se produzca ese fallo, y por añadidura, se encuentra en el lugar adecuado. Aplica conceptos muy claros, que sin embargo, pocos delanteros son capaces de aprehender a lo largo de su carrera. Él los tiene interiorizados. Es una delicia verle posicionado entre los dos centrales rivales (¿quién se encarga de marcarle? uno y de esta forma pierde la posición y deja huecos que compañeros de Paco puedan aprovechar; ninguno y deja vía libre al desmarque de Paco con altas posibilidades de quedarse a solas frente al portero); o buscando la espalda de un central en concreto; o adelantándose al central para ganarle la carrera del desmarque; o  escorándose a banda y colocándose entre lateral y central. En el partido de hoy, veinticinco de enero de 2014, frente al Espanyol, ha dado un clinic, que, en cambio, sus compañeros no han sabido (o querido; a veces me he llegado a preguntar si no querían dejarle en situación ventajosa a propósito) aprovechar. Aun así ha marcado su gol. Porque Paco es eso: gol. Pureza de desmarque y movimientos letales. Inteligencia en el posicionamiento. Percusión. Voracidad y remate desde cualquier posición. Y a pesar de lo que pueda apercibirse a simple vista, es un futbolista muy técnico; o al menos mucho más técnico de lo que se suele pensar.

El mayor problema de Paco, más bien los dos problemas principales, que se pueden resumir en uno único, es que los que le rodean no saben apreciar su talento único. Comenzando por sus entrenadores, que por el momento, no le han dado oportunidades ni confianza, pese a que en los pocos minutos de los que ha dispuesto ha respondido. Es endémica la dificultad de llegar a ser profeta en tu propia tierra. A veces parece que haya que remover mares y mover montañas para que se de tal situación. Lo que parece inexorable es que se tiene que sudar el doble para obtener un mínimo de crédito. Siguiendo por sus compañeros, que por el momento, no saben (o quieren) entenderle: hoy fácilmente podría haberse quedado en diez situaciones de delantero contra portero a poco que el resto de jugadores del equipo hubiera estado un poco más avispado; pero no, ellos han sido incapaces de ver los movimientos de Alcácer, pese a que éste indicaba insistentemente con la mano, una vez tras otra, hacia donde iba a desmarcarse, y por tanto, donde debían enviarle la pelota. Quizá todo ello ocurra por su tercera gran debilidad, que en este caso sí es propia, y en la que nada o poco puede hacer: no es otra que faltarle atributos físicos en comparación con el delantero centro arquetípico. A saber: no es alto, no tiene cuerpo, no es de constitución fuerte (aunque su tren inferior es destacable), no es rápido en distancias largas. Todo esto puede llevar a engaño, porque en realidad, por su forma de entender el fútbol y su tipología de juego, no es algo que le suponga -si saben apreciar su pillería e inteligencia para entender el juego del gol, el que hace ganar los partidos- mayores problemas. Además, aunque no es su mayor cualidad, jugando de espaldas no lo hace nada mal.

Da un poco de pena pensar en el talento que se puede perder debido a las carencias de los profesionales para apreciar su calidad y sus cualidades; pero "el fútbol es así", como muchos se empeñan en reiterar; en cuanto algo se sale de la norma o el estereotipo, de los esquemas preconcebidos, se impone el prejuicio que nubla el criterio y la capacidad analítica.

Cuando hoy Pizzi, rondando el minuto 80 y con empate a dos goles, ha sacado a Alcácer del césped, no he podido evitar experimentar una pequeña desilusión: precisamente el futbolista con más gol del equipo, aunque el más fácil de quitar, cuando sólo valía (en teoría) la victoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario